Los
bancos vacíos se han comido al tiempo
que
aburrido, se durmió en mi regazo.
Las
notas se escurren entre las teclas
del
viejo piano guardián de mis sueños.
Ya
nada es igual, ¿te das cuenta?
La
soledad deja un vacío tan grande…
que
hasta le robó el color a la tarde.
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