Te
has puesto el traje de sol
enredando
al viento en tu pelo
mientras
la noche navega entre
los
mares de tus manos.
Sueñas
con la luz de las estrellas
verdes
y azules sobre el lago,
y
la luna…, la luna
tañe
rítmica y perfecta
el
vaivén de la vida.
Pero
un atardecer, la luna se esconde
asustada
y temblorosa al divisar
como
se acerca furioso
el
horror con sus garras
que
viene
vestido de muerte.
El
alerce era grande, era fuerte
pero
no tenía armadura y se quebró.
Llevaba
al viento enredado en el pelo,
iba
vestido de sol.
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