Silencioso
y altivo
recorre en soledad
los cielos
de mi calle,
ésa donde las pocas luces
discurren por sórdidos rincones
mientras
embisten su perfil,
envidiosas y frías.
Como siempre, a llegado sin avisar,
sin
que nadie le oiga.
Su sombra tan callada,
tan siniestra,
tan perfectamente
sagaz,
ataca muda y hermosa.
Inaudita criatura de belleza sin par
que pudiendo
ser odiada…
te llegará a enamorar.
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