Madre, tus palabras forjaron las raíces de mi alma;
me
enseñaste que la patria
es
la tierra que trabajas y la que te entrega su pan.
Madre, tus
sueños perdidos me enseñaron a volar
incluso
por senderos que a ti te fueron negados
por
los tiempos de oscuridad.
Madre, fuiste tan valiente
que rompiste las cadenas
para
enseñarme a no desfallecer
en
el vuelo hacia la libertad.
Madre, siempre incansable
fuerte y sonriente
con la mirada fija en los horizontes
pendientes de conquistar.
Madre, allá donde estés
sé que tus ojos me miran satisfechos
y que tu corazón sigue latiendo
a ritmo de amor inmortal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario