Había una vez una niña, llamada Mariquilla, que era hija de una pobre viuda que al ser tan pobre casi nunca
comía pasteles ni chuches.
Un día la madre de Mariquilla le dijo que
fuera a la carnicería a comprar asadura para la cena, ya que ni siquiera tenían
dinero para carne.
Le dio una moneda, y le
rogó encarecidamente que no se entretuviese por el camino, ni que se distrajese
jugando.
Pero Mariquilla, se
encontró con unos amiguitos y al viejo que vendía las manzanas de caramelo, no
se pudo resistir y gastó el dinero que tenía para la asadura en una deliciosa manzana!
Se relamía comiéndosela y jugó, jugó con sus amiguitos toda la tarde hasta la
anochecida. Cuando se dio cuenta, la carnicería estaba cerrada, y el dinero… se
lo había gastado en su manzana de caramelo!
Mariquilla recordó que
en la tarde anterior, había muerto el viejo más viejo del pueblo, y cautelosa
emprendió el camino del cementerio. Cuando llegó, actuó sigilosa y abriendo la
tumba y la barriga del viejo más viejo, le sacó la asadura, y diligentemente
volvió a casa.
Su madre preparó la
cena y ambas cenaron la asadura del viejo que ya sabemos.
Terminaron de cenar y
marcharon a descansar, pero ya en la cama, Mariquilla oía una voz que le decía:
-Mariquilla illa illa,
devuélveme la asadura ura ura que me quitaste en la sepultura! Mira que estoy
en la puerta de tu casa!
Y decía Mariquilla; ay
mamaíta quien será?
Y contestaba su madre:
cállate hijita que ya se irá!
Mariquilla illa illa,
devuélveme la asadura ura ura que me quitaste en la sepultura! Mira que estoy
ya dentro, frente al fogón!
Y decía Mariquilla; ay
mamaíta quien será?
Y contestaba su madre:
cállate hijita que ya se irá!
Mariquilla illa illa,
devuélveme la asadura ura ura que me quitaste en la sepultura! Mira que estoy
entrando en tu habitación!
Y decía Mariquilla; ay
mamaíta quien será?
Y contestaba su madre:
cállate hijita que ya se irá!
Mariquilla illa illa,
devuélveme la asadura ura ura que me quitaste en la sepultura! Mira que estoy a
los pies de tu cama!
Y decía Mariquilla; ay
mamaíta quien será?
Y contestaba su madre:
cállate hijita que ya se irá!
( Bueno… este cuento me
lo contaban de pequeña, y claro… era el cuento de nunca acabar, porque
imaginando el final, terminaba dormida antes de oírlo; y a la noche siguiente…
otra ración de Mariquilla y la asadura... pero yo te voy a contar como acabó todo).
Al día siguiente, ya de amanecida, Mariquilla no salió a desayunar ni a ayudar en la cocina, y su madre la llamaba: Mariquillaaaaa illa illa, Mariquilla illa illa!
La madre de Mariquillla
un poco enfadada al no recibir respuesta, fue a despertarla, pero… Mariquilla
illa illa, no iba a despertar nunca, estaba en su cama destripada sobre un gran charco de sangre y sin su
asadura ura ura!
Ea! Se acabó, dime si
te gustó!
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