Cuando mueran los intérpretes
de la última sinfonía yo no sé
quien dará cuerda al corazón del autómata
para que pueda seguir bailando.
Cuando callen los violines y las trompetas
el silencio reventará las horas
de un mundo sin tiempo
condenado sin perdón a los infiernos.
Tierras y mares llorarán
por los versos que no nacieron
mientras tú y yo corríamos descalzos
aplastando sin pudor a los sueños.
Ya no habrá canciones de cuna al piano
porque no estarán las amorosas
manos de las madres
y porque los niños estarán muertos.
La tristeza sembrará los baldíos
senderos de los pueblos
y comenzará el temido velorio
que ya anunciaron
los viejos maestros.
(No sé si alguna estrella seguirá brillando)
Azrael Adhara
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