A veces, de vez en cuando
pienso en los hipócritas
que delante de mesas
repletas de lo innombrable
brindan por una “Feliz Navidad”
con la sangre de los inocentes.
Hoy amaneció lloviendo.
No es mal día para montar el Belén,
y decidida, subo al altillo
donde entre cestas y cajas
duerme uno de los sueños
mas hermoso de mi niñez.
Empiezo a sacar figuritas,
otra vez con el temblor casi olvidado
de cuando tenía nueve años o diez.
Esta Navidad…
¿A donde irás tú Maryan
cuando el cielo de Gaza se alumbre
con la ira de la destrucción?
¿A donde irás tú Yusuf
cuando te cierren los caminos
y disparen al corazón?
Ésta es la “otra Navidad”
la que no dejamos que entre en casa
porque nos ensucia el Portal.
La que anuncia las noticias de la tele
mientras vuelves la cabeza
porque toca brindar.
Te miro, y me duele…
y mi alma que aún es niña
se cuela en tu falso jolgorio
y grita esperanzada:
que gloria a Dios en el cielo
y paz en la tierra
a los hombre y mujeres
de buena voluntad.
Azrael Adhara
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