Los
dioses te salven muchachita,
los
dioses te salven aunque
el
frío de la noche hiele tus
huesos.
Llena
eres de miedos,
llena
eres de dolor.
Maldita
sea la hora
en
que te acercaste a río Bravo
y
encontraste tu puesto
en
la maquila;
y
malditos también los ojos
bastardos
que te acechan
con
lascivia.
Los
dioses te salven, muchachita
de
los zapatos rojos,
de
la total iniquidad
de
los narcos de la coca.
Los
dioses te salven, muchachita
de
las largas trenzas,
del
acoso salvaje de tanta bestia
putrefacta;
y
puedas salvar la vida entre
los
médanos
hoy,
mañana y siempre
por
los siglos de los siglos.
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