Tu
voz se alzó como luz enredada
entre
las hojas de la higuera
mientras
tus manos albergaban
el
grito de libertad de tu tierra.
Ahed,
ángel de la resistencia,
la
que abandera a la libertad;
la
leona de Nabi Saleh,
la
que desafiante levanta el puño.
Tu
gesto valiente y rebelde,
voló
alrededor del planeta
hiriendo
de muerte, a la soberbia
del
pueblo déspota y opresor.
Y
tu padre, con voz muy queda y
mirada
profunda así te habló:
“Esta
noche
los soldados vendrán a por
ti,
sé
valiente, sabes de mi amor”.
Y
así fue…
El
lirio que jugaba en tu mirada
se
hundió en lo incierto de la noche,
mientras
tu pueblo clamando justicia
pedía
el derecho a vivir en paz.
Y
yo, quiero cantar por los caminos
de
Ramala, la grandeza de tu alma
y
gritar entre estos versos
¡que
te devuelvan la libertad!
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