Sus
dedos vuelan sobre el teclado y
su
mirada está hundida en el monitor
mientras
la relatividad del tiempo
se
hizo dueña de su libertad.
Hijo,
tienes hambre? dormiste bien?
son
las preguntas de la madre
que
necesita que el hijo la mire;
pero
ya no está, ahora vive en la red.
En
el parque brillan las flores
y
en la fuente se hunde el sol de la tarde,
pero
él le dio su vida a la máquina
y
ya no hay vuelta atrás, ya no vive aquí.
Dice
que es feliz y que le dejes,
que
le dejes vivir su vida…
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