
No quiero cruzarme contigo,
si eso ocurre
no podremos caminar
juntos.
A veces necesito llorar
para así,
admirarme luego de mi
sonrisa.
No quiero tenerlo todo,
si eso ocurre
perdería la gracia eso
de querer algo más.
A veces necesito gritar
para así,
entender la música de mis
silencios.
No quiero vivir consentida,
si eso ocurre,
seguramente
dejaré de valorar
la lucha de los oprimidos.
Por eso,
a veces necesito golpear la mesa,
para no enfadarme del todo con
el mundo.
No,
no quiero vivir atada a la ignorancia,
si eso ocurre,
probablemente
dejaría de cuestionarme
el devenir del universo.
Escucha...
a veces necesito
echarte en falta y no tenerte,
porque así,
cuando regreses
de Samarkanda,
podré ahogarme en tu abrazo
y renacer en tu aliento.