lunes, 31 de diciembre de 2018

Metáfora de la masacre


El colibrí volaba libre
y precioso entre las flores
orgulloso de su tierra.
Ante él despertaba un mundo de luz,
de luz diáfana y nueva
toda pendiente de estrenar.
Pero entonces…
divisó grandes alas blancas
en el azul horizonte de su mar.
Sus ojos limpios creyeron ver
aves magnánimas e imponentes.
Su espíritu libre y alegre
bailó gozoso y voló a su encuentro.

Oh! Colibrí tan bello y precioso!
No te alejes de tus flores
ni te enredes en la espuma,
son los feroces tiburones!
Aplastarán tu nido
y se comerán a tus hijos;
cercenarán tu carne
y se adornarán con tus plumas…

Pero su grácil inocencia
no entendió de mi aviso
y la luz nativa de sus ojos
perdió el brillo bajo la espada.
Tiburón que ruges furioso…
el colibrí te ofreció sus flores
la armonía de su vuelo
 y la luz de sus colores;
y tu ambición le entregó
cucarachas, piojos y ratas,
peste…, esclavitud… tiranía…                                 
y la desolación
                          de la muerte.