sábado, 26 de junio de 2010

Jadiya

Otra mujer le dio unas almendras
que Jadiya tomo agradecida.
Recibía palabras de consuelo
y abrazos fraternales esperando
la hora de emprender la oscura senda.
Todo fue demasiado cruel y rápido,
la ataron y enterraron en el hoyo.
La primera en la frente. Y brotaron
borbotones de sangre, como flores
fúnebres que morían en su pecho.
Y luego mas y más, mientras sus gritos
enmudecían bajo el fragor fiero
de quien pedía justicia a pedradas.
Jadiya rezo a Ala. La multitud
gritaba furibunda y mataba
en el nombre sagrado de su dios.

Y yo,
yo me sigo preguntando
¿dónde estabas tu mi Dios,
aquella tarde oscura
cuando Jadiya rezaba?.
En tu nombre
la mataron.
Y yo,
yo sigo viendo las flores
de la muerte, coronando
su frente. Dios... ¿tu mirabas?.
Dime que sentías cuando
en tu nombre
la mataron.