domingo, 1 de octubre de 2017

Cuando no queda nada



Los bancos vacíos se han comido al tiempo
que aburrido, se durmió en mi regazo.
Las notas se escurren entre las teclas
del viejo piano guardián de mis sueños.
Ya nada es igual, ¿te das cuenta?
La soledad deja un vacío tan grande…
que hasta le robó el color a la tarde.

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