Las
luces del cielo no son estrellas;
tiemblo
a diario al caer la tarde
y me
escondo entre sueños olvidados.
Mi
Tierra dejó de ser lo que era.
Ya no
brillan los lirios entre almendros
ni
pasean gacelas entre naranjos…
ya no
corro feliz a la escuela,
vivo
escondido; vivo en el miedo.
Quiero
olvidar el ruido del mortero
y
hacerle sitio a la paz en mi pecho,
quiero
volver a abrazar a mi padre
y que mi
madre me cante de nuevo…
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