Con pluma en mano
despiden los poetas
al gran maestro.
Azrael Adhara
Todas las barcas
descansando en el puerto.
La mar serena.
Azrael Adhara
La higuera ya dio
su primera cosecha:
brevas sabrosas.
Como los dulces besos
de los enamorados.
Azrael Adhara
Sombrero rojo
que silencias la pena,
ya no haces falta.
Busha sonríe al mundo
con su melena al viento.
Azrael Adhara
no quiero que me extrañen,
ni que lagrimeen
de manera tragicómica.
Cuando yo no esté
sí me gustaría
que alguna tarde
alguien se acordara de mí...
de cuando pintaba
mares de colores
y escribía versos
matemáticos,
de cuando bailaba
enredada en los sueños
y tocaba el piano
con los sones de la noche.
Cuando yo no esté
no quiero que me extrañen,
cuando yo no esté
solo quiero
ser un recuerdo.
Acuérdate.
Azrael Adhara
“Sakura”
En primavera
florecen los cerezos
junto al Shojiko.
“Luna de verano”
Luce radiante
la luna de verano en
Kawaguchito.
Azrael Adhara
La soledad de las sillas
guarda un profundo secreto.
En la soledad del lago
las gaviotas
graznan alborozadas;
en el camino claro
los niños cantan
gozosos sus canciones rimadas;
en lo inmenso del lago
el agua ronronea
para decir que sigue viva;
y fuera de todo,
las sillas respetan el silencio,
el silencio de aquellos
que se marcharon una tarde
y dejaron su corazón
anclado
a una estampa de verano.
Azrael Adhara
Acuarela de María Pilar García
Entre las sombras
ya no hay flores brillantes.
No queda nadie.
Azrael Adhara
Entre los juncos
la sorprende el céfiro
y emprende el vuelo.
Azrael Adhara
Lleno de vida
hoy comienza el verano.
Vuelven las grullas.
Azrael Adhara