lunes, 1 de diciembre de 2008

Peces de colores


Fijó su mirada en el agua,
y contando peces de colores
rompía ramitas de tibio aroma.

La tarde guiñaba en la ventana,
la tetera reía bulliciosa,
hervía el agua y moría el tiempo.

Miles de hojas, como mil sueños,
arremolinadas, dulcemente
perfumadas, giraban altivas.

Sus ojos seguían contando peces,
¡sonó el silbato!. Todo dispuesto y
cesó el baile de oscuros secretos.

El Té en las tazas. Todo sereno,
dulce y caliente, ambarino y quedo, y
como el amor, también loco y ciego.

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