Hoy
se embriaga la mañana
tras
los cristales cerrados,
y
mi cuerpo te reclama.
Es
mi vida audaz y loca,
Capitán,
mi Capitán!
mi
amor no ofrece demora.
Monté
en tu barco velero
sopló
el levante en mi cara
y
diáfana llegué al cielo.
Después
del último abrazo
tu
barco marchó a otras tierras
mi
cuerpo quedó varado.
Y
yo te aguardo en el muelle
Capitán
de mis amores,
por
si me extrañas…
por si vuelves...
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