Madre
nuestra que estás
latiendo
y vibrando en el orbe.
Bendita
seas Gaia,
santificado
sea siempre tu nombre.
Esté
con nosotros el reino de los árboles
y
con su sombra y con sus frutos
nos
ofrezca cada día nuestro pan.
Madre
Gaia, perdona todo el daño
que
te hacen las manos del ambicioso
y
del avaro, y deja que los mares
limpien
todos sus pecados.
Mantennos
libres de caer
en
las garras del poder
Gaia
soberana hermosa!
tú
que siempre nos ofreciste cobijo
permite
a nuestros hijos crecer
y
que la vida siga siendo
el
sentido ineludible de tu ser.
Ahora
y siempre por los siglos
de
los siglos, amén.
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