lunes, 17 de noviembre de 2008

A lavandeira da noite (Romance)


Caminaba entre las sombras
llevando a cuestas mis penas,
solo la luna reinaba
era noche sin estrellas.
Mi destino estaba roto,
no había camino de vuelta,
amargado, desolado, y
todo perdido en la guerra;
no había mas luz en mi vida
que tu luz de luna llena,
y me llevaste lunita,
al borde de la vereda,
por la orillita del río
de claras aguas revueltas.

Allí estaba, también sola
vestida de capa negra,
sus manos blancas lavaban,
lavaba la lavandera;
lavaba en la noche oscura
y cantaba suave y queda.
¡Ven, acércate y me ayudas!
-me decía la lavandera-, a
retorcer estas sábanas
que ya fuerzas no me quedan.
No pudo darle la vida
la muerte le abrió sus puertas,
robó el fruto de su vientre,
le robó su vida entera.

Y yo que también lloraba
¡Ay! cuanto pesa la guerra,
mis manos llenas de sangre,
le ayudan a retorcerlas.
Quieto escuchaba su llanto,
con su voz quebrada y seca,
ella buscaba mis ojos
y yo, sin saber quien era.
La que espera en el camino,
ella es, la lavandera;
la que juega con la muerte
al borde de la vereda,
la que espera junto al río
las noches de luna llena.

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