Echo de menos dormir entre tus brazos...
Y se tumbó en la cama junto a mí, me abrazó y me dio su mano.
Su mano delicada y seca.
Yo puse mi cabeza en su hombro, también delicado y seco.
Hacía frío, y le pregunté: ¿por qué?, ¿por qué tu piel es delicada y seca?.
Y me respondió: Porque estoy muerto.
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