Todos tenemos derecho a un nombre;
y el mío, se torna sagrado cuando
tu boca lo nombra, como música
recién creada, vibrante y viva.
No, no hay mejor sitio que tu boca
para ofrecer cobijo a mi nombre,
cueva repleta de caracolas
que esconde al mar, germen de vida.
Que bien suenan sus sílabas entre
tus labios, si tus ojos me nombran.
Cada vez que lo escucho, acudo
a la llamada. A tu llamada.
y el mío, se torna sagrado cuando
tu boca lo nombra, como música
recién creada, vibrante y viva.
No, no hay mejor sitio que tu boca
para ofrecer cobijo a mi nombre,
cueva repleta de caracolas
que esconde al mar, germen de vida.
Que bien suenan sus sílabas entre
tus labios, si tus ojos me nombran.
Cada vez que lo escucho, acudo
a la llamada. A tu llamada.
1 comentario:
Precioso Azrael. Siempre nuestro nombre suena precioso cuando lo pronuncian con amor. Un beso. milagros
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